Dejarás que Leonard Cohen te folle.
Imagen desde web oficial.
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Ocurrirá, será tomando un café una tarde de invierno en Varsovia mientras la calle se come la primera nieve del año, o en Brooklyn bajo el agua tibia de una boca de incendios, puede que en Berlín, perdido entre avenidas, bulevares, alemanes, turistas e inmigrantes. O bien, lejos de cualquier parafernalia idealizada, en un pueblo cutre, en una habitación cualquiera y rodeado de obviedades, pero pasará.
No tendrá nada que ver con tu sexualidad pues no importa si eres hombre o mujer, si eres homosexual, heterosexual, pansexual o asexual. Si se te levanta o no. Siempre ocurre del mismo modo. Es siempre lo mismo.
Lo mismo.
Un escalofrío; una húmeda lengua rozando tu oreja. Ni te acordarás ni importará el cómo ha llegado hasta ahí, si suena en tu Ipod, en tu mp3, en la radio, si es un CD completo o si es una compilación aleatoria. Si tú querías o no, dará igual. Será tarde.
Mientras suene “Hallelujah”, “First We Take Manhattan”, “So long Marianne” o puede que otra, la voz cavernosa de Leonard Cohen te levantará entre sus alas negras, teñidas por el humo de viejos sacrificios. Levitando adormecido ya no te importará nada y dejarás que la bruma densa de su música penetre por tu cuerpo mientras tu alma danza. Te dejarás llevar, mareado, entre nubes oscuras como imanes, bañado de inconsciencia, seducido.
No podrás hacer otra cosa que someterte. Dejate llevar…
Cuando despiertes estarás jodido para siempre, porque así está escrito, es lo ocurre con la voz de los elegidos. Ocurrirá.
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